sábado, 28 de julio de 2012

La caída de la abanderada italiana

Publicado en ElMundo.es.

- En Italia, la esgrima es una de las principales esperanzas de medalla durante todos los Juegos
La esgrima es una disciplina mucho más dura de lo que en un primer momento puede parecer para un espectador. Nada más llegar a suelo inglés, y una vez comenzados de forma oficial los Juegos Olímpicos, comienzan a caer participantes en la disciplina del arma puntiaguda. En el día de hoy se ha disputado toda la competición de la especialidad del florete femenino, una de las grandes de la esgrima. Desde las once y media de la mañana británica, las participantes fueron enfrentando a sus rivales hasta acabar cerca de las nueve y media de la noche.

Para un aficionado español, la prueba no llama demasiado la atención al no haber presente ninguna compatriota en el cuadro. Pero en Italia, la esgrima es una de las principales esperanzas de medalla durante todos los Juegos. No en vano, una de las mejores deportistas por resultados de la historia del país transalpino, Valentina Vezzali, se ha consagrado en la leyenda olímpica de la esgrima al haber conseguido tres medallas de oro individuales, más otras dos por equipos desde los Juegos de Atlanta de 1996 hasta los últimos disputados en 2008 en Pekín.

Esos logros le valieron para ser nombrada por el Comité Olímpico Italiano como abanderada de la expedición “azzurra” que recorrió el Estadio Olímpico de Londres en el día de ayer. Vezzali lograba así el reconocimiento de toda la nación a una carrera de éxitos en un deporte poco valorado mediáticamente.

En la Caja de Cobre, instalación en la que se disputa la competición de la esgrima, la favorita era, sin duda, la campeona olímpica, Vezzali. Todos los ojos estaban puestos en ella y el público, lleno de “tifosi”, no podía apoyar a otra que no fuera su heroína, a pesar de las otras dos coterráneas de las 64 participantes.

Vezzali no tuvo demasiados apuros en pasar rondas hasta llegar a los cuartos de final. La lógica decía que la italiana debía vencer con solvencia a la tunecina Ines Boubakri, pero los nervios, la tensión de ser la favorita estuvieron a punto de poder con ella. Una vez acabado el tiempo reglamentario y con el marcador empatado a 7 puntos, Valentina, campeona del mundo en seis ocasiones y a sus 38 años, se volvió hacia su entrenador y le preguntó: “¡¿Cosa devo fare?!”. Sólo tardó unos segundos en el tiempo extra en descubrirlo por su cuenta y consiguió acceder a las semifinales con una precisa estocada.

Era el día de las italianas en esgrima. En semifinales se encontraron las tres “azzurras” para luchar por tres medallas y aún Vezzali era la gran candidata al oro. En ese momento, se produjo el cambio generacional en el florete italiano y mundial. Arianna Errigo se mostró muy superior, más ofensiva y decidida ante una sorprendida Valentina Vezzali que hincó la rodilla y entregó su florete. No pudo luchar por el dorado metal, pero su orgullo no paró ahí. Tenía que demostrar que era la mejor esgrimista de la historia y tenía que llevarse el bronce ante la coreana Hyun Hee Nam, eliminada por la otra italiana, Elisa di Francisca, a la postre campeona olímpica. Se repetía así la final de los Juegos Olímpicos de Pekín, pero esta vez en la final de consolación.

Siempre se dice que cuando un favorito cae en semifinales, suele perder la lucha por el tercer puesto. Y el camino de Valentina iba dirigido hacia ese fatídico punto cuando a falta de nueve segundos caía por tres puntos. La italiana sacó todo su orgullo de campeona y en ese breve espacio de tiempo consiguió igualar y mandar el encuentro al tiempo extra, ante la sorpresa e incredulidad de la coreana. La última estocada fue para Vezzali que consiguió su novena medalla olímpica. No fue el deseado oro, pero la forma en la que consiguió el bronce bien sabe a victoria.

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