sábado, 23 de junio de 2012

Cassano, la madurez del eterno incorrecto

Publicado en el Magazine de Martí Perarnau.

Dentro de unos pocos días se cumplirá el 30º aniversario de la tercera victoria de la selección italiana en el Mundial. Aquella Italia que pasó la primera ronda de grupos con tres tristes empates ante Polonia, Perú y Camerún tenía como líder y capitán a un Dino Zoff que conseguía el último gran logro de su dilatada carrera. El goleador y estrella del equipo dirigido por Enzo Bearzot era Paolo Rossi, máximo anotador del torneo con seis tantos. Y por aquel entonces ya era titular un milanista legendario, jefe de la defensa azzurra y rossonera durante muchos años, Franco Baresi.


Mientras toda Italia disfrutaba y festejaba del histórico triunfo en el torneo de Naranjito, en un humilde hospital de la Bari Vecchia nacía un niño que lo primero que se encontró fue una bandera tricolor en la cuna y un grupo de enfermeras y médicos afectados por diferentes tipos de digestivos. Parece fácil entender el comportamiento y la desconcertante personalidad de Antonio Cassano vista su llegada a este planeta. Rodeado de fiesta y regocijo, Cassano no tuvo más remedio que hacer de ella su modo de vida, lo que le ha hecho tratar de ser feliz en cada momento, ya fuera en la pobreza en la que creció como en la riqueza que le ha dado su carrera futbolística.

DE TACÓN AL CIELO

El fútbol salvó a Cassano de una segura carrera delictiva que según él mismo podría haberse desarrollado de no haber conseguido un puesto en la cantera del equipo del gallo, el Bari. Admirado en las categorías inferiores, Talentino se dio a conocer al mundo del fútbol cuando, con 17 añitos, tras controlar un balón llovido de tacón, dejó sentados a Laurent Blanc y Christian Panucci para marcar su primer gol en la Serie A y dar la victoria al Bari frente al Inter. Ídolo juvenil de la ciudad sureña, Cassano colaboró para paliar la dura crisis económica de su club con su traspaso a la Roma por unos 30 millones de euros, una cantidad espectacular teniendo en cuenta sus 19 primaveras cuando estampó su firma en el contrato que lo unía a la entidad giallorossi.

martes, 19 de junio de 2012

Chequia no quiso, Cristiano sí

Publicado en el Magazine de Martí Perarnau.


1.- Si durante la fase de grupos es fundamental no encajar goles para asegurarte al menos un punto, en las rondas eliminatorias adquiere un carácter casi definitivo que provoca que muchos equipos prefieran mantenerse resguardados atrás y dejar correr los minutos para encontrar en un golpe de fortuna un gol que los clasifique o una prórroga que les dé otra oportunidad de encarar el encuentro. Chequia jugó a ello durante 45 minutos, todos los de la segunda parte, sin ningún tipo de pudor, cambiando en su totalidad el registro empleado al inicio del partido, en el que intentó tener el balón, tocar y tocar hasta encontrar el hueco en la defensa de Portugal.

2.- Pero para cobijarse en la retaguardia se requieren dos elementos indispensables. El primero, tener un equipo acostumbrado a desarrollar ese juego; y el segundo, saber llevarlo a cabo. Bílek decidió emplear a sus extremos, hábiles cuchillos perforando las alas rivales, como falsos interiores que trataban de cerrar al máximo los espacios a Portugal. En esas, Plašil desapareció del desarrollo del juego checo y se esfumó la creación. Al juntar las líneas, deberían haber impedido las continuas paredes portuguesas, que seguían triangulando sin ningún tipo de dificultad. De hecho, crearon más peligro en la segunda mitad, con Chequia echada hacia atrás, que cuando los de Bílek tenían más espacios al querer mover el balón.

3.- Portugal comenzó dependiendo en exceso de la inspiración de Cristiano Ronaldo, como suele ser habitual en demasiados partidos del combinado luso. Durante la primera parte, el juego habitual eran los balones largos desde los centrales buscando la anticipación aérea del capitán o de Hélder Postiga para crear segundas jugadas con las llegadas de Nani y Meireles desde atrás. El peligro era escaso, sobre todo cuando el encargado de recibir los melones era el delantero del Zaragoza, no muy acertado en la tarde-noche de hoy.

Suecia deja tiritando a Francia

Publicado en el Magazine de Martí Perarnau.


1.- El calor está siendo protagonista en esta Eurocopa. En ocasiones, resulta igual de importante que la disposición táctica de cada entrenador o el estado de forma de los futbolistas. Si a la alta temperatura se le añade un buen porcentaje de humedad, el partido resultante, por muy fase final que sea, tiene un ritmo desesperante de amistoso. Todo ello se reflejaba en la velocidad de reacción de los futbolistas hoy en Kiev y, más en particular, en los chorros de sudor que recorrían el rostro de Benzema, deslizándose hasta caer sobre la hierba.

2.- Y aunque la lógica dice que debería haberse notado una desgana pronunciada en los jugadores suecos, ya eliminados por las dos derrotas sufridas, lo cierto es que fueron los escandinavos los que llevaron el ritmo del partido. Erik Hamrén tenía la opción de darles unos minutos especiales a aquellos futbolistas que no habían jugado, pero confió en la base de los hombres que habían competido hasta ahora, evitando así desprestigiar la competición, porque Francia se jugaba clasificarse, aunque lo tenía muy hecho, y también el liderato del Grupo D. O lo que es lo mismo: evitar a España en cuartos de final.

3.- La falta de continuidad en el juego de Francia se debía, entre otras cosas (como el calor), a la carencia de un enlace entre los dos pivotes, Diarra y M’Vila, y la mediapunta y la delantera. Laurent Blanc decidió prescindir de Cabaye, que arrastraba unas pequeñas molestias. La inteligencia en la creación del magpie se echó de menos en las transiciones, tanto ofensivas como defensivas. En las primeras, había un hueco vacío entre líneas que tenía que llenar Nasri, un jugador más acostumbrado a jugar cerca del ‘9’. En las segundas, Francia dejaba demasiados hombres arriba y tenía que ser el mismo Nasri el que presionara la creación nórdica en la medular.

domingo, 17 de junio de 2012

El hundimiento 'oranje'

Publicado en el Magazine de Martí Perarnau.


1.- Los dos combinados presentes en Kharkiv dejaron para el último día su mejor versión para disfrute del espectador. Holanda comenzó el partido con un ritmo mucho más alto que en los anteriores dos encuentros disputados. En ellos, los oranje no eran capaces de crear jugadas asociativas a la altura de un subcampeón del mundo y máximo goleador de la clasificación del Europeo. Esto le impedía generar suficientes ocasiones de gol para hacer daño al rival, a no ser que Robben encontrase portería en muchas de sus solitarias intentonas por el perfil derecho del ataque.

2.- La permuta neerlandesa se produjo gracias principalmente al cambio de mentalidad de Bert Van Marwijk que, ante la necesidad acuciante que tenía su equipo de ganar y además por una renta importante, quitó del once titular al doble pivote, tan improductivo en defensa y en ataque, para dar entrada a un hombre con capacidad para crear y combinar y a la postre importante: Rafael Van der Vaart. El problema es que este buen planteamiento sólo duró quince minutos.

3.- El gol del spur dejó en evidencia a Robben. Y no precisamente por un error suyo en la jugada del tanto, todo lo contrario. El del Bayern es egoísta por naturaleza, desconfía de sus compañeros, creyendo que sus jugadas siempre serán más peligrosas si él mismo las termina. Siempre es peligroso, sin duda alguna, y eso atrae a tres o cuatro defensas para frenarlo, lo que abre espacios a los demás holandeses. Si dejase el balón a alguno de ellos, tendrían más oportunidades de gol. Quedó demostrado cuando tras su típica jugada desde la derecha hacia dentro dejó el balón a Van der Vaart, que tenía un gran espacio para preparar el disparo desde la frontal y con su precisa zurda no falló.