
De no ser por la presión mediática que hay en el banquillo del Real Madrid, Mourinho habría salido en el partido de la primera vuelta exactamente igual que como lo hizo ayer. Con el llamado ‘trivote’ y sin Özil en el once. El propio ‘Mou’ lo corroboró al quitar al alemán tras el descanso. Ayer el portugués tomó las riendas y jugó como quería jugarle al Barça. Descubrió en San Mamés que Pepe es un válido volante tapón, fuerte y contundente al corte, persistente en la marca y con una habilidad quizás mayor que Lass a la hora de sacar el balón jugado. Pepe estuvo omnipresente en la medular blanca, muy junta durante gran parte del Clásico. Tan junta que ante el inicio de jugada del Barça, los culés se encontraba con una tela de araña de seis jugadores blancos que convirtieron a Piqué y Busquets en los jugadores con más posesión del esférico. Al Barça le costaba un infierno atravesar el entramado defensivo blanco y sólo la inspiración de Iniesta y Messi consiguió desestabilizar al Madrid, consiguiendo que Iker se luciera. Esa maraña del mediocampo provocaba innumerables pérdidas de balón culés que propiciaron varios contragolpes peligrosos. De hecho, a pesar del sistema táctico blanco, puramente defensivo, las ocasiones de gol se repartieron equitativamente entre ambos equipos durante los primeros 45 minutos de choque. Sólo un error infantil de Raúl Albiol permitió a Messi marcarle su primer gol a un equipo de Mourinho. La expulsión del central español obligó a Mourinho a recolocar a Pepe en su puesto natural, el centro de la defensa. Entonces, el Barcelona comenzó a jugar a placer. Hasta que The Special One reaccionó poniendo a Ramos de central e incorporando a Arbeloa al lateral derecho, devolviendo a Pepe al medio. El Madrid creció y mucho. Creó peligro, empató y pudo ganar. También pudo ganar el Barça de no ser por la nefasta noche del ‘Guaje’.
Pero lo sucedido anoche en Chamartín deja un poso agradable en el madridismo, que sabe que lo del 5-0 fue un accidente y tiene arreglo. El barcelonismo, por ahora, sabe que ha ganado la primera etapa a su eterno rival en el sprint. Ahora llega el primer gran puerto de primera categoría en el Tour del Clásico. El Real Madrid se quemó en la etapa de ayer y pierde a uno de sus gregarios, Raúl Albiol, pero se ha dado cuenta de que no están tan debajo del Barça como parecían estar después del 29-N.