
1.- Cuando un equipo cuenta con un jugador de clase mundial capaz de decidir partidos, el rival suele tratar de reducir su influencia con un marcaje al hombre, lo más pegajoso posible cada vez que recibe el balón una vez atravesada la línea de campo propio. Esa fue la idea de Slaven Bilić, que quiso mermar la función de creador de juego de Andrea Pirlo, al que consideró no sin razón el futbolista más peligroso de Italia. Pero por desgracia para los croatas y para alegría del fútbol, no ha podido incordiarlo a balón parado. El golazo del juventino hacía justicia a una primera parte con dominio alterno pero en la que Italia creó muchas más ocasiones de peligro que los balcánicos.
2.- Los dos equipos confiaron en los mismos jugadores que comenzaron los partidos en la primera jornada, haciendo caso a la ley no escrita que afirma que si algo funciona, mejor no tocarlo. Aunque el único punto con el que cuenta Italia puede hacer pensar que no consiguió ofrecer su mejor versión, lo cierto es que la primera parte del choque contra España la azzurra dominó al equipo español y gozó de numerosas ocasiones de gol. Por su parte, Croacia ganó con comodidad a Irlanda y no había motivos para dudar de los futbolistas que lo consiguieron.
3.- Antes del gol, Croacia estaba controlando la situación. No sólo intentaba y conseguía hacer desaparecer a Pirlo, sino que Bilić también mandó molestar a Claudio Marchisio. El turinés tiene mucho menos nombre que su compañero de equipo, pero tanto la Juventus en la Serie A como Italia en este Europeo dependen en gran parte de la movilidad y capacidad asociativa de Marchisio. Cuando aparecía, congeniaba con inteligencia y precisión con los dos hombres de arriba, además de incrustarse en la delantera para aprovechar los espacios que dejaban los movimientos de Balotelli y Cassano, que caían continuamente a las bandas.