domingo, 14 de octubre de 2012

Recuerdos de un viejo estadio

Publicado en el Magazine de Martí Perarnau.
Es domingo y juega el Murcia. Es el único motivo que realmente me motiva para levantarme de la cama o sofá donde dormía plácidamente una intensa siesta. Con los párpados entreabiertos, aún bajo el efecto del sueño vespertino, me dirijo hasta el armario donde almaceno toda mi ropa. Pero en ese momento, unos tres cuartos de hora antes de que comience el partido, la única prenda que me importa es la zamarra grana que lleva cosido al pecho un escudo muy antiguo, de casi cien años de historia.

Salgo de casa junto a mi hermano y camino del estadio nos paramos en el quiosco de siempre para comprar lo de siempre: una bolsa de pipas y una Coca Cola. En Murcia rara vez hace frío y lo más normal es que se pueda freír un huevo en el ardiente asfalto, pero aun así, la bufanda al cuello es una obligación (también se acepta atarla a la cintura para sobrevivir en verano). Andando por la Plaza de Santo Domingo vemos a otros paisanos que también se han vestido el rojo y se dirigen hacia La Condomina, la vieja Condomina. Para amenizar el camino analizo con mi hermano las posibilidades de victoria esa tarde, el once que elegirá el entrenador y las opciones reales que tenemos de ascender. De por medio se cuelan anhelos de gloria: “Ojalá suene en este estadio el himno de la Champions”, decía yo. Inocente niño.