
1.- Los dos combinados presentes en Kharkiv dejaron para el último día su mejor versión para disfrute del espectador. Holanda comenzó el partido con un ritmo mucho más alto que en los anteriores dos encuentros disputados. En ellos, los oranje no eran capaces de crear jugadas asociativas a la altura de un subcampeón del mundo y máximo goleador de la clasificación del Europeo. Esto le impedía generar suficientes ocasiones de gol para hacer daño al rival, a no ser que Robben encontrase portería en muchas de sus solitarias intentonas por el perfil derecho del ataque.
2.- La permuta neerlandesa se produjo gracias principalmente al cambio de mentalidad de Bert Van Marwijk que, ante la necesidad acuciante que tenía su equipo de ganar y además por una renta importante, quitó del once titular al doble pivote, tan improductivo en defensa y en ataque, para dar entrada a un hombre con capacidad para crear y combinar y a la postre importante: Rafael Van der Vaart. El problema es que este buen planteamiento sólo duró quince minutos.
3.- El gol del spur dejó en evidencia a Robben. Y no precisamente por un error suyo en la jugada del tanto, todo lo contrario. El del Bayern es egoísta por naturaleza, desconfía de sus compañeros, creyendo que sus jugadas siempre serán más peligrosas si él mismo las termina. Siempre es peligroso, sin duda alguna, y eso atrae a tres o cuatro defensas para frenarlo, lo que abre espacios a los demás holandeses. Si dejase el balón a alguno de ellos, tendrían más oportunidades de gol. Quedó demostrado cuando tras su típica jugada desde la derecha hacia dentro dejó el balón a Van der Vaart, que tenía un gran espacio para preparar el disparo desde la frontal y con su precisa zurda no falló.