(Publicado en Goal.com)
El derbi
romano vuelve a escena con Reja en el banquillo ‘biancocelesti’ después de
repensar su dimisión. Ni Totti ni Klose se perderán la cita del Olímpico.
En Italia, los seguidores del deporte rey, el fútbol, están
acostumbrados a que cada pocas semanas se dispute uno de esos partidos que
llaman la atención de toda la población transalpina. Aunque no se apoye a
ninguno de los dos equipos que se enfrenten, el aficionado siempre mira de
reojo un derbi. La tensión que se vive en los días previos, visible en la cara
de los protagonistas y el desahogo que supone saltar al verde y luchar contra
tu eterno rival por la supremacía en la ciudad. Uno de esos grandes duelos es
el derbi de Roma.
Este segundo enfrentamiento de la temporada llega marcado por la extraña situación que ha vivido la Lazio durante la última semana y media. Más en particular, el hombre que ocupaba su banquillo. El día antes de enfrentarse en el partido de vuelta de dieciseisavos de final al Atlético de Madrid y después de salir vapuleado de Palermo, Edoardo Reja hacía pública su dimisión del cargo de entrenador del equipo biancoceleste, poniendo su cargo a disposición de la junta directiva lazial. Su último partido, según sus palabras, sería el disputado en el Vicente Calderón. Después de unos días realmente incómodos en las oficinas de la Lazio, y con Gianfranco Zola cerca de firmar, Reja sorprendía a propios y extraños anunciando que se echaba para atrás, que seguía como técnico. Dirigió al equipo en el partido contra la Fiorentina y volvió a sonreír, con tres puntos más bajo el brazo, que le acercan al objetivo del tercer puesto en la classifica. Reja vivirá así el que será su sexto derbi contra la Roma, el quinto en Serie A, y lo hará con Miroslav Klose, después de que sus molestias no pasaran a mayores. El atacante salió tocado del encuentro que su selección, Alemania, perdió en Bremen contra Francia por 1-2. Donde tiene serios problemas es en el perfil izquierdo de su defensa, donde no podrá contar con Senad Lulic ni Stefan Radu, a lo que se une la duda de Javier Garrido. El resto de la plantilla está a disposición del técnico triestino.
Tampoco ha sido una semana fácil en el otro bando de la ciudad
del Vaticano. Luis Enrique vive en el mar de dudas que le dejó la goleada
cosechada en el estadio Atleti Azzurri d’Italia contra el Atalanta. La Roma
está tirando por tierra en sus partidos lejos del Olímpico el buen trabajo
realizado en casa, donde no pierde desde la visita del Milan allá por octubre,
cuando la escuadra de Massimiliano Allegri se impuso por 2-3. La derrota en
Bergamo y el triunfo por la mínima del Napoli contra el Inter de Milán han
sacado a los giallorrossi de los
puestos europeos, objetivo prioritario para el equipo romanista. El derbi
contra la Lazio cobra así mayor trascendencia que la simple satisfacción de
ganar al odiado enemigo: ahora también es necesario ir recortando la ventaja de
siete puntos que acumularon los biancocelesti. Para lograr ese objetivo, ‘Lucho’ podrá
contar con il Capitano, Francesco
Totti, después de que el pisotón que recibió de forma fortuita de Juan no
pasara a mayores y se entrenara con total normalidad con el resto de sus
compañeros. Tampoco se lo perderá Miralem Pjanić, que había tenido problemas
los últimos días, pero después de jugar con Bosnia contra Brasil se vio que
está totalmente recuperado. La baja más sensible con la que cuenta la Roma es
Dani Osvaldo, que fue expulsado “injustamente” (según sus palabras) contra el
Atalanta. De hecho, esta misma semana Cesare Prandelli, seleccionador italiano,
ha advertido públicamente al ex delantero del Espanyol que de no mejorar su
conducta sobre el terreno de juego tiene muy difícil acudir con la Azzurra en la Eurocopa, algo que se está
ganando a pulso la gran sorpresa de la plantilla de la Roma, Fabio Borini, que
debutó el pasado miércoles con su selección en la derrota de Italia contra
Estados Unidos en el Marassi de Génova. Borini se ha convertido por méritos
propios en la gran atracción de esta nueva Roma de Luis Enrique, demostrando
con su calidad técnica que tiene sitio en los grandes del fútbol europeo.
15 años sin
victoria lazial a domicilio
El derbi vuelve al Olímpico en el momento en el que se empieza
a decidir la temporada. La Roma, con un proyecto ambicioso basado en una serie
de jóvenes talentos fusionados con viejas glorias consagradas, necesita los
tres puntos para no continuar alejándose del sueño de la Champions League y,
sobre todo, de la obligación de volver a disputar como mínimo la Europa League
el próximo año, después de la tremenda decepción que supuso caer en la ronda
previa contra el Slovan de Bratislava. Una derrota contra la Lazio haría
tambalear el asiento de Luis Enrique en el banquillo giallorrosso, cuestionado
desde principios de temporada por la irregular racha de su equipo. Eso sí, la
historia reciente dice que lo más probable sea un triunfo local, es decir, de
la Roma, ya que el equipo de Claudio Lotito no gana en el Olímpico ejerciendo
de visitante a su eterno rival desde 1997, cuando Roberto Mancini aún se vestía
de corto y un checo ambidiestro llamado Pavel Nedved empezaba a maravillar al
mundo entero. Zeman acababa de abandonar el barco lazial para unirse al enemigo
y en su primer enfrentamiento, sus ex pupilos le dieron un serio rapapolvo
imponiéndose por 1-3. En aquel encuentro ya era titular con el equipo de la
loba Francesco Totti, un joven que pretendía plantar cara a la otra nueva
estrella italiana del momento, Alessandro del Piero.
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