Publicado en el Magazine de Martí Perarnau.
Cuando éramos unos niños y nos juntábamos varios para jugar, ya fuera en la cancha del colegio o en una plaza o jardín, o en cualquier lugar en el que dos mochilas, dos chaquetas o dos árboles pudieran hacer de porterías, siempre había un chaval que tenía el poder sobre el resto de los jóvenes jugadores. Ese chico era el poseedor del único elemento fundamental para que la pachanga pudiera tener lugar: la pelota. Todos los demás componentes tenían una importancia relativa, como la estabilidad del terreno, el número y paridad de participantes y los viandantes que esquivaban (o no) los lanzamientos algo desviados.
El partido comenzaba y tenías que tratar de jugar mejor o tener más suerte que el rival para llevarte a casa la satisfacción de un triunfo y una golosina con una Coca-Cola como trofeo. Pero durante el tiempo que durara el choque, debías tener cuidado de no molestar demasiado a ese chico que había traído el balón en una mochila, en una bolsa o dándole patadas. Si le hacías una entrada algo fuerte, podía cabrearse, coger el esférico y poner punto final a la tarde futbolística. Él era el único que tenía derecho a pasar el balón en contadas ocasiones, porque si le gritabas y le decías eso de “¡estaba solo!”, podía no volver a invitarte a jugar.
viernes, 28 de septiembre de 2012
jueves, 27 de septiembre de 2012
Un amigo para Sneijder
El ‘Príncipe’ fue el héroe absoluto de los tifosi al marcar en todos los partidos trascendentes de la temporada: la ida de las semifinales de Champions contra el Barcelona, el día de la consecución del título de la Serie A en Siena, en la final de la Coppa Italia y, sobre todo, su doblete en la final del Bernabéu contra el Bayern Munich.
Palabras clave:
Diego Milito,
Fútbol italiano,
Inter Milán,
Samuel Eto'o,
Wesley Sneijder
Klose: 'Sí, he marcado con la mano'
Publicado en ElMundo.es.
El delantero alemán marcó un gol con la mano ante el Nápoles
El árbitro, consultó con el jugador, que confesó la acción
Después, un hat-trick de Cavani tumbó a su equipo.
Uno de los goles más famosos de la historia del fútbol ocurrió en el estadio Azteca de México. En 1986, Diego Armando Maradona creó ‘La Mano de Dios’ para adelantar a Argentina en los cuartos de final del Mundial contra Inglaterra.
Corría el minuto 51 de partido cuando el ‘Pelusa’ se internó entre la defensa inglesa, se la dio a Jorge Valdano, pero el zaguero Steve Hodge, en su intento de despeje, mandó el balón hacia atrás. Maradona saltó para golpear el esférico pero, más listo que nadie, le dio con la mano sin que el árbitro del encuentro se percatara. Cuatro minutos después borró la mancha de su tanto ilegal con el gol del siglo en el que “dejó por el camino a tanto inglés”, como narró Víctor Hugo Morales en su día.
Varios futbolistas también aprovecharon su picardía para introducir el balón en la portería con la mano o el brazo. El mismo Lionel Messi emuló al mito argentino en junio de 2007 cuando empató un derbi contra el Espanyol en el Camp Nou superando a Kameni con la mano. Otros aprovecharon un toque previo con el brazo para marcar, como fue el caso del Francia – Irlanda de la repesca para clasificarse al Mundial de 2010. Thierry Henry tocó hasta dos veces un balón con el brazo y asistió para que William Gallas empatara aquel partido y clasificara a los ‘bleus’ para el torneo de Suráfrica.

El delantero alemán marcó un gol con la mano ante el Nápoles
El árbitro, consultó con el jugador, que confesó la acción
Después, un hat-trick de Cavani tumbó a su equipo.
Uno de los goles más famosos de la historia del fútbol ocurrió en el estadio Azteca de México. En 1986, Diego Armando Maradona creó ‘La Mano de Dios’ para adelantar a Argentina en los cuartos de final del Mundial contra Inglaterra.
Corría el minuto 51 de partido cuando el ‘Pelusa’ se internó entre la defensa inglesa, se la dio a Jorge Valdano, pero el zaguero Steve Hodge, en su intento de despeje, mandó el balón hacia atrás. Maradona saltó para golpear el esférico pero, más listo que nadie, le dio con la mano sin que el árbitro del encuentro se percatara. Cuatro minutos después borró la mancha de su tanto ilegal con el gol del siglo en el que “dejó por el camino a tanto inglés”, como narró Víctor Hugo Morales en su día.
Varios futbolistas también aprovecharon su picardía para introducir el balón en la portería con la mano o el brazo. El mismo Lionel Messi emuló al mito argentino en junio de 2007 cuando empató un derbi contra el Espanyol en el Camp Nou superando a Kameni con la mano. Otros aprovecharon un toque previo con el brazo para marcar, como fue el caso del Francia – Irlanda de la repesca para clasificarse al Mundial de 2010. Thierry Henry tocó hasta dos veces un balón con el brazo y asistió para que William Gallas empatara aquel partido y clasificara a los ‘bleus’ para el torneo de Suráfrica.
lunes, 24 de septiembre de 2012
Cagliari, un equipo sin hogar
Publicado en ElMundo.es.

El club sardo abandonó su viejo estadio por problemas en la estructura
En el nuevo campo debía jugarse a puerta cerrada, pero el presidente de la entidad ‘invitó’ a la afición
El partido suspendido contra la Roma se puede perder en los despachos

El club sardo abandonó su viejo estadio por problemas en la estructura
En el nuevo campo debía jugarse a puerta cerrada, pero el presidente de la entidad ‘invitó’ a la afición
El partido suspendido contra la Roma se puede perder en los despachos
Cagliari es la capital de la isla italiana de Cerdeña. Situada en la costa sur, es el puerto principal del Golfo de los Ángeles y fue referencia en el comercio marítimo durante muchos siglos. Las playas de sus alrededores son consideradas de las mejores del Mediterráneo por sus incontables kilómetros de arena blanca virgen y aguas cristalinas. Deportivamente hablando es conocida por el equipo de ‘calcio’ de la ciudad, el Cagliari, que desde hace nueve años ha visto fútbol de Serie A ininterrumpidamente.
La época más gloriosa del club insular se vivió hace ya más de cuarenta años, en la temporada 1968-69, cuando sorprendió a todo el país quedando segundo en el ‘Campionato’ sólo por detrás de la Fiorentina y llegando a la final de la Coppa Italia, donde cayó ante la Roma. Un año después confirmó sus buenas sensaciones cosiendo en su ‘maglia’ su primer ‘Scudetto’ y ganándose el derecho a disputar la Copa de Europa.
El mejor año de la historia del club culminó con el traslado al nuevo y majestuoso campo de Sant’Elia para la temporada 70-71. El estadio se concibió como un multiusos en el que se podían disputar competiciones atléticas, además de otros deportes de equipo como el fútbol y podía llegar a una capacidad máxima de 70.000 espectadores.
La época más gloriosa del club insular se vivió hace ya más de cuarenta años, en la temporada 1968-69, cuando sorprendió a todo el país quedando segundo en el ‘Campionato’ sólo por detrás de la Fiorentina y llegando a la final de la Coppa Italia, donde cayó ante la Roma. Un año después confirmó sus buenas sensaciones cosiendo en su ‘maglia’ su primer ‘Scudetto’ y ganándose el derecho a disputar la Copa de Europa.
El mejor año de la historia del club culminó con el traslado al nuevo y majestuoso campo de Sant’Elia para la temporada 70-71. El estadio se concibió como un multiusos en el que se podían disputar competiciones atléticas, además de otros deportes de equipo como el fútbol y podía llegar a una capacidad máxima de 70.000 espectadores.
Palabras clave:
Cagliari Calcio,
Fútbol italiano,
Roma
martes, 18 de septiembre de 2012
Una victoria para reflexionar
Publicado en el Magazine de Martí Perarnau.
1.- A cualquier aficionado al fútbol le dicen que en la primera jornada de la Champions League se enfrentan el campeón de la Liga española y el campeón de la Premier League inglesa y espera presenciar un partidazo absoluto de buen juego, ocasiones y goles. Y espera divertirse. Y espera… y espera. Hoy ha tenido que esperar casi 70 minutos para que el encuentro con mejor cartel de la primera fase se convirtiera en el partido vibrante, eléctrico e indescifrable que se presuponía. Antes de ese minuto, solo la inercia ofensiva del Madrid y unas carreras de Touré Yaya pudieron levantar de su asiento al espectador
2.- Pero tampoco debe extrañar a nadie que los acontecimientos se hayan desarrollado de esta manera, porque ni Real Madrid ni Manchester City son dos equipos que se caractericen por dar un trato cariñoso al balón, capaces de llevar la iniciativa con comodidad. Más bien sucede todo lo contrario. Tanto los blancos como los citizens disfrutan sin el balón. Les cuesta ser los que mandan en un partido habitualmente y sufren cuando están obligados a ello. Hoy la balanza de mando cayó del lado del Real Madrid por una razón muy simple: jugaba en casa, con la presión añadida de conseguir una victoria urgentemente para no entrar en barrena.
3.- Mourinho sorprendió a la gran mayoría de aficionados y analistas con la alineación, sobre todo con la inclusión de Raphaël Varane en el lugar de Sergio Ramos, en el banquillo por decisión técnica, según confirmó el propio entrenador. Aunque el cambio sea extraño e inesperado, lo que varía el sistema táctico blanco es la ausencia de un mediapunta creativo, residencia habitual de Mesut Özil, cuyo lugar ocupó un hombre de confianza de Mourinho, Michael Essien. El ghanés será reclamado por su ‘papi’ para encuentros trascendentes y duros como podía ser el de hoy. Le aporta más seguridad tanto ofensiva como defensiva de la que daba Lassana Diarra.
1.- A cualquier aficionado al fútbol le dicen que en la primera jornada de la Champions League se enfrentan el campeón de la Liga española y el campeón de la Premier League inglesa y espera presenciar un partidazo absoluto de buen juego, ocasiones y goles. Y espera divertirse. Y espera… y espera. Hoy ha tenido que esperar casi 70 minutos para que el encuentro con mejor cartel de la primera fase se convirtiera en el partido vibrante, eléctrico e indescifrable que se presuponía. Antes de ese minuto, solo la inercia ofensiva del Madrid y unas carreras de Touré Yaya pudieron levantar de su asiento al espectador
2.- Pero tampoco debe extrañar a nadie que los acontecimientos se hayan desarrollado de esta manera, porque ni Real Madrid ni Manchester City son dos equipos que se caractericen por dar un trato cariñoso al balón, capaces de llevar la iniciativa con comodidad. Más bien sucede todo lo contrario. Tanto los blancos como los citizens disfrutan sin el balón. Les cuesta ser los que mandan en un partido habitualmente y sufren cuando están obligados a ello. Hoy la balanza de mando cayó del lado del Real Madrid por una razón muy simple: jugaba en casa, con la presión añadida de conseguir una victoria urgentemente para no entrar en barrena.
3.- Mourinho sorprendió a la gran mayoría de aficionados y analistas con la alineación, sobre todo con la inclusión de Raphaël Varane en el lugar de Sergio Ramos, en el banquillo por decisión técnica, según confirmó el propio entrenador. Aunque el cambio sea extraño e inesperado, lo que varía el sistema táctico blanco es la ausencia de un mediapunta creativo, residencia habitual de Mesut Özil, cuyo lugar ocupó un hombre de confianza de Mourinho, Michael Essien. El ghanés será reclamado por su ‘papi’ para encuentros trascendentes y duros como podía ser el de hoy. Le aporta más seguridad tanto ofensiva como defensiva de la que daba Lassana Diarra.
Palabras clave:
Aleksandar Kolarov,
Cristiano Ronaldo,
Edin Dzeko,
Fútbol español,
Fútbol inglés,
José Mourinho,
Karim Benzema,
Manchester City,
Marcelo,
Real Madrid,
Roberto Mancini,
UEFA Champions League
Owen no pudo volver a casa
Publicado en el Magazine de Martí Perarnau.
El estadio Geoffroy-Guichard de Saint-Étienne acogía el primer gran duelo del Mundial de Francia. El 30 de junio de 1998, Argentina e Inglaterra se citaron de nuevo en la lucha, como en las Malvinas, como en el estadio Azteca, otra vez cara a cara, esta vez, por un puesto en los cuartos de final. Los albicelestes cumplieron con sus deberes en la fase de grupos, ganando con comodidad a Jamaica y por la mínima a Japón y a la Croacia de Suker y Boban, a la postre meritoria tercera clasificada. Argentina cumplió con su parte, pero como premio le tocó bailar con una compañera no precisamente atractiva, Inglaterra, que dejó sin hacer parte del trabajo en la segunda jornada, cuando cayó contra Rumanía, y tuvo que conformarse con meterse en la siguiente ronda como segunda de grupo.
Como se esperaba en un primer momento, el partido gozó de la tensión propia de los enfrentamientos entre dos países que se repudian. Lo que quizás sorprendió fue el rápido movimiento en el marcador. Claudio López se internó en el área inglesa, controlado por Gary Neville que se sorprendió por la torpe salida de Seaman para derribar al delantero del Valencia. El árbitro señaló el punto fatídico y Gabriel Omar Batistuta superó al cancerbero gunner, a pesar de que rozó el balón con la punta de los dedos.
Aquel partido supuso el descubrimiento para muchos y la confirmación para otros de un chaval de 18 años que jugaba de delantero en el Liverpool y apenas superaba los 170 centímetros de estatura. Michael Owen (Chester, 1979) lideró a Inglaterra durante los 90 minutos reglamentarios y los eternos 30 minutos extras. Pero tan sólo necesitó ocho de esos minutos para deslumbrar al mundo entero. Encaró a la defensa argentina y dando muestras de una sangre fría y picardía incomparables, Owen se dejó caer dentro del área ante Roberto Fabián Ayala, que ni siquiera lo tocó. El árbitro picó y Shearer puso el empate.
Palabras clave:
Argentina,
Everton FC,
Fútbol español,
Fútbol inglés,
Fútbol internacional,
Inglaterra,
Liverpool FC,
Manchester Utd,
Michael Owen,
Newcastle Utd,
Real Madrid,
Stoke City FC
Milan y Juventus, la resistencia italiana
Publicado en ElMundo.es.
Catorce años desde la última vez que hubo sólo dos de la Serie A en la Champions League
El Udinese, tercer representante, cayó en la ronda previa contra el Braga
En los años 90, la grandeza del fútbol se encontraba repartida por dos grandes países del continente europeo, Alemania e Italia, sobre todo en éste último. El país transalpino era el lugar escogido por la mayoría de las estrellas mundiales, que llegaban a los mejores clubes italianos para desarrollar sus exitosas carreras. Son los casos de Lothar Matthäus, Jürgen Klinsmann y Andreas Brehme, que crearon el Inter de los alemanes, mientras que el Milan se lucró con los genios holandeses Marco Van Basten, Frank Rijkaard y Ruud Gullit. La Juventus, por su parte, se llevó al que fue considerado durante gran parte de su vida el ‘quinto grande’, Zinédine Zidane, al que juntó con otras leyendas como Edgar Davids y Didier Deschamps.
Siete finales consecutivas de la Copa de Europa, posteriormente Champions League, fueron el premio a un gran esfuerzo económico de los poderosos clubes italianos, aunque tan sólo dos de ellas acabaron con un triunfo, la del Milan en aquella final contra el Barcelona en 1994 y dos años después, los penaltis dieron el título a la Juventus contra el Ajax. A ello hay que añadir los ocho títulos de la Copa de la UEFA que se apuntaron varios equipos italianos desde 1989 a 1999.
Catorce años desde la última vez que hubo sólo dos de la Serie A en la Champions League
El Udinese, tercer representante, cayó en la ronda previa contra el Braga
En los años 90, la grandeza del fútbol se encontraba repartida por dos grandes países del continente europeo, Alemania e Italia, sobre todo en éste último. El país transalpino era el lugar escogido por la mayoría de las estrellas mundiales, que llegaban a los mejores clubes italianos para desarrollar sus exitosas carreras. Son los casos de Lothar Matthäus, Jürgen Klinsmann y Andreas Brehme, que crearon el Inter de los alemanes, mientras que el Milan se lucró con los genios holandeses Marco Van Basten, Frank Rijkaard y Ruud Gullit. La Juventus, por su parte, se llevó al que fue considerado durante gran parte de su vida el ‘quinto grande’, Zinédine Zidane, al que juntó con otras leyendas como Edgar Davids y Didier Deschamps.
Siete finales consecutivas de la Copa de Europa, posteriormente Champions League, fueron el premio a un gran esfuerzo económico de los poderosos clubes italianos, aunque tan sólo dos de ellas acabaron con un triunfo, la del Milan en aquella final contra el Barcelona en 1994 y dos años después, los penaltis dieron el título a la Juventus contra el Ajax. A ello hay que añadir los ocho títulos de la Copa de la UEFA que se apuntaron varios equipos italianos desde 1989 a 1999.
Palabras clave:
AC Milán,
Fútbol italiano,
Juventus,
Udinese Calcio,
UEFA Champions League
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